En el abanico multifacético de avances tecnológicos, el concepto de ciudades inteligentes se dibuja como uno de los más prometedores, vislumbrando un horizonte donde la tecnología, infraestructura y servicios confluyen para optimizar la vida urbana. Sin embargo, la arquitectura de tales urbes debe ir más allá de simples desarrollos tecnológicos; debe girar en torno al ser humano, amalgamando la inteligencia emocional (IE) en su diseño, a fin de construir entornos empáticos y humanísticos.
¿Cómo lograr que las Ciudades Inteligentes sean espacios de Coexistencia Tecnológica y Humana?
Por: Gabriel E. Levy B.
Los Territorios Inteligentes, mediante la integración de tecnologías de la información y comunicación (TIC), buscan mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La digitalización, el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA) son pilares en la construcción de tales espacios. No obstante, la relación simbiótica entre tecnología y humano debe ser el eje transversal en su desarrollo, para evitar una urbanización despersonalizada y fría.
Inteligencia Emocional: La Conexión Humana en el Diseño Urbano
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, entender y manejar tanto nuestras propias emociones como las de los demás. En el contexto de los Territorios Inteligentes, la IE debería ser implementada para fomentar la empatía y el entendimiento mutuo entre la tecnología y sus usuarios. Un diseño urbanístico que integre la IE procurará un ambiente donde el bienestar emocional y las necesidades humanas son prioritarios.
Humanismo Tecnológico: Un Diseño Urbano Empático y Consciente
La unión entre inteligencia emocional y tecnología postula un humanismo tecnológico. Este humanismo impulsa la creación de ciudades que, más allá de la eficiencia operativa, propicien el desarrollo humano integral. Espacios urbanos que integren soluciones tecnológicas deben hacerlo con el foco en la empatía, el respeto a la diversidad y la inclusión, promoviendo así un ambiente de equidad y resiliencia.
Aplicación de la Inteligencia Emocional en Ciudades Inteligentes
En el contexto de ciudades inteligentes humanizadas, diversos autores han reflexionado sobre la importancia de integrar la inteligencia emocional en el diseño urbano.
Daniel Goleman, pionero en la teorización de la inteligencia emocional, sugiere que las habilidades emocionales son cruciales para cultivar relaciones interpersonales saludables y construir entornos empáticos[1].
En este sentido, aplicar sus postulados a la arquitectura de ciudades inteligentes permitiría el desarrollo de espacios que fomenten el bienestar emocional y social.
Por otro lado, Jane Jacobs, urbanista destacada, ha abogado por la creación de ciudades que reflejen la diversidad y necesidades humanas, postura que resuena con la necesidad de implementar la inteligencia emocional en el desarrollo urbano[2].
Integrar estos conceptos en la planeación y construcción de ciudades inteligentes propicia la emergencia de urbes equitativas, inclusivas y conscientes de las emociones y necesidades de sus habitantes.
En este nuevo paradigma, el diseño de sistemas y servicios dentro de ciudades inteligentes debe incorporar la inteligencia emocional de diversas formas. Los sistemas de transporte pueden adaptarse a las necesidades emocionales y físicas de los usuarios, mientras que las plataformas digitales municipales pueden ser diseñadas con interfaces amigables y empáticas, que entiendan y respondan a las emociones humanas.
La infraestructura de la ciudad también puede beneficiarse de un enfoque empático. Edificaciones y espacios públicos que reconozcan y respondan a las emociones y necesidades de sus ocupantes pueden promover una mayor calidad de vida y bienestar. Los proyectos de urbanización deben, entonces, contemplar la esencia humana y su diversidad, generando entornos inclusivos y accesibles para todos.
La Tecnología al Servicio del Bienestar Humano
En el marco de ciudades inteligentes imbuidas de inteligencia emocional, la tecnología se erige como compañera insustituible del bienestar humano. La intención primordial de los progresos tecnológicos es abordar y solucionar dilemas inherentes a la condición humana, promoviendo una elevación sustancial de la calidad de vida, y no instaurar obstáculos o desigualdades intransigentes.
Marshall McLuhan, teórico de la comunicación, destacó la capacidad de la tecnología para extender nuestras capacidades y modificar la percepción de nuestro entorno, lo que resalta la importancia de orientar dichas extensiones hacia la empatía y la comprensión. La incorporación de sistemas tecnológicos, que se manifiestan conscientes y receptivos al panorama humano, viabiliza el surgimiento de un equilibrio idóneo y una coexistencia armoniosa entre el ser humano y su espacio urbano.
Kevin Kelly, en su obra «Lo inevitable», nos habla de cómo la tecnología interviene y redefine constantemente nuestro entorno y nuestras vidas[3].
En este contexto, las ciudades inteligentes con inteligencia emocional integrada se revelan como espacios en donde la tecnología y lo humano se entrelazan para construir un ecosistema urbano empático, resiliente y profundamente humano, poniendo de manifiesto la necesidad de un desarrollo tecnológico que comprenda y respete la esencia y las necesidades humanas.
Un Equilibrio Necesario: Bienestar sobre Tecnicidad
El desafío radica en equilibrar el desarrollo tecnológico con el resguardo del bienestar humano. La implementación de la IE en el desarrollo de ciudades inteligentes invita a reflexionar sobre la relevancia de lo humano en la era digital, enfatizando la necesidad de construir sociedades que valoren la empatía, la inclusión y el bienestar por encima de la tecnicidad.
En Conclusión, La inteligencia emocional se erige como un componente fundamental en el diseño de ciudades inteligentes, pues promueve un humanismo tecnológico que pone al ser humano en el centro. Los avances tecnológicos y la digitalización de los servicios urbanos deben ser concebidos con un enfoque humanístico y empático, que tenga en cuenta las emociones y necesidades del ser humano. Así, se podrán construir ciudades inteligentes que, además de eficientes y avanzadas, sean calurosas, inclusivas y promotoras del bienestar integral, resguardando la esencia humana en un mundo cada vez más digitalizado. La creación de espacios urbanos que armonicen tecnología e inteligencia emocional es una senda hacia un futuro donde el bienestar humano y el progreso tecnológico coexisten en simbiosis perfecta.
[1] Goleman, D. (2010). Inteligencia emocional. España: Editorial Kairós.
[2] Jacobs, J. (2011). Muerte y vida de las grandes ciudades. España: Capitán Swing Libros S.l..
[3] Kelly, K. (2016). The Inevitable: Understanding the 12 Technological Forces That Will Shape Our Future. Estados Unidos: Penguin Publishing Group.